Belén Esteban se emociona hasta las lágrimas en directo al hablar de la distancia con su hija, revelando lo duro que son las despedidas familiares.
Belén Esteban, siempre conocida por su carisma y por compartir con su audiencia su vida personal, protagonizó un emotivo momento en directo durante el programa Ni que fuéramos este miércoles.
A pesar de su imagen feliz y su vida rodeada de amigos y familiares, la colaboradora no pudo evitar emocionarse al recordar uno de los momentos más difíciles para ella: la despedida de su hija Andrea, quien decidió a los 18 años marcharse a estudiar al extranjero.
Desde entonces, la distancia física entre madre e hija ha sido una constante fuente de tristeza para Belén, quien aún no se acostumbra a ver cómo su hija, hoy ya de 25 años, sigue su camino en el mundo laboral y académico en Estados Unidos.
La hija de la colaboradora, que ahora trabaja en el ámbito de la comunicación, vive en Los Ángeles, a miles de kilómetros de su madre, lo que hace que cada adiós sea más doloroso.
Durante la emisión de Ni que fuéramos, Belén no pudo evitar mostrar su vulnerabilidad al compartir sus sentimientos. Recordó con tristeza la última vez que se despidió de Andrea en el aeropuerto, un momento que siempre lleva consigo, y al que no puede acostumbrarse.
“Hoy se ha ido la persona que más quiero a donde vive”, comenzó a contar, visiblemente emocionada.
“Sé que se tiene que ir, que soy muy exagerada llorando, pero en el aeropuerto me tenéis que ver”, añadió entre lágrimas, mientras explicaba lo difícil que es para ella ver a su hija marcharse tan lejos, especialmente después de haber disfrutado de unos días de Navidad juntas en Paracuellos.
El contraste entre las festividades navideñas y la despedida final fue muy notorio, y Belén, sin poder contenerse, habló sobre cómo las despedidas con su hija se volvían cada vez más difíciles con el paso de los años.
La colaboradora no ocultó que, aunque se siente inmensamente orgullosa de su hija y de su independencia, cada despedida se le hace más dura. “Yo he llamado a María, a Valldeperas… porque para mí cada vez son más duras las despedidas”, confesó Belén a sus compañeros.
“No puedo llegar al aeropuerto y quedarme allí viendo cómo se va. Me harto a llorar. Yo sé que no tengo que llorar, porque es el orgullo más grande que tengo y las Navidades han sido las más bonitas que podíamos tener, pero cuando se va, se me rompe el corazón”, explicó.
Sus palabras dejaron ver la lucha interna de una madre que, aunque sabe que lo mejor para su hija es su felicidad y su desarrollo, no puede evitar sentir el vacío que deja su ausencia.
A pesar de los sentimientos a flor de piel, Belén no se avergonzó de mostrar su emoción, y comentó que se siente tan orgullosa de su hija que no le importa que la vean llorar en público: “Yo me pongo allí donde se van todos y no me da vergüenza decirlo: le grito ‘¡hija, te quiero, te adoro!’”, dijo.
Además, destacó cómo, aún tras la despedida, se sigue sintiendo muy conectada a su hija, y que la llama entre lágrimas siempre que la echa de menos.
Lo que también sorprendió a los espectadores fue la indirecta que lanzó Belén Esteban al padre de su hija, Jesulín de Ubrique.
La relación entre la colaboradora y el ex torero ha sido siempre tumultuosa, y no es la primera vez que Belén expresa su malestar por lo que considera una falta de interés de Jesulín en la vida de su hija Andrea.
Aunque no mencionó directamente al padre de su hija, Belén aprovechó el momento para señalar que Andrea es, para ella, “el orgullo más grande que tengo”, añadiendo con tristeza: “Qué pena que haya personas que no quieran disfrutar de ella”.
Esta declaración dejó entrever la falta de apoyo que Belén siente por parte del padre de su hija, quien, a lo largo de los años, ha sido muy criticado por su implicación en la vida de Andrea.
A pesar de las dificultades emocionales que enfrenta, Belén Esteban se mostró agradecida por el tiempo que pasó con su hija durante las vacaciones y la felicidad que ambas compartieron en Paracuellos.
“Las Navidades han sido las más bonitas que podíamos tener”, afirmó con una sonrisa triste, reconociendo que, aunque las despedidas duelen, siempre estarán unidas por un lazo irrompible.
“Es la persona que más quiero en el mundo”, reiteró, dejando claro que, a pesar de la distancia física, el amor y el orgullo que siente por su hija jamás disminuirán.
Este emotivo momento en Ni que fuéramos fue un recordatorio de que, aunque Belén Esteban parece tener una vida llena de risas y diversión, también atraviesa momentos de profunda tristeza, como cualquier madre que ve a su hija partir.
Y aunque muchas veces se la conoce por su carácter fuerte y extrovertido, hoy demostró que detrás de esa imagen hay una mujer sensible que, como todas las madres, sufre con las despedidas y con la idea de que sus hijos crezcan y se alejen.