Las sorprendentes demandas de la princesa Leonor a sus compañeros, influenciadas por la presión de Letizia, han generado indignación.

La princesa Leonor, la heredera al trono español, vuelve a estar en el centro de la polémica, y esta vez no por su desempeño en la Escuela Naval de Marín ni por sus escapadas nocturnas, sino por un comportamiento que habría dejado a muchos con la boca abierta.

Según se rumorea, durante su etapa escolar en el prestigioso colegio Santa María de los Rosales y, más tarde, en el UWC Atlantic College en Gales, la princesa habría exigido a sus compañeros que le hicieran reverencias y la llamaran “alteza” o incluso “reina”.

Leonor pedía a los compañeros de colegio que le hicieran la reverencia y que la llamaran alteza o reina

Este supuesto comportamiento, que algunos califican como “desafiante” y otros como “heredado de una educación estricta”, ha sido ventilado por el conocido periodista Jaime Peñafiel.

En sus columnas, el veterano cronista asegura que madres de compañeras de Leonor le confesaron que la joven no tenía reparos en pedir gestos protocolares propios de la realeza.

“A la Princesa de Asturias se le ha subido el Toisón de Oro a la cabeza porque les ha dicho a sus amigas que ‘de ahora en adelante tendréis que hacerme una reverencia’”, afirmó Peñafiel, sugiriendo que esto podría ser resultado de la influencia de la reina Letizia, famosa por su rigidez en la crianza de sus hijas.

“Las está preparando para que aprendan este protocolo caduco y denigrante de las monarquías decimonónicas: cuando nos saludéis en público tenéis que hacernos, a papá y a mí, la reverencia”, escribió el periodista en un artículo para ‘La República’.

El cordón de seguridad y la vida bajo normas extremas

Si bien estas actitudes han quedado en el pasado, Leonor aún vive rodeada de estrictos protocolos.

Aunque dentro de la Escuela Naval de Marín las jerarquías militares son claras y no permiten este tipo de exigencias personales, en su vida cotidiana fuera del cuartel las normas que la separan del resto son evidentes.

Cualquier interacción con personas ajenas a su círculo más cercano pasa por un filtro de seguridad que impide incluso que alguien le hable directamente.

Este nivel de protección quedó patente durante una salida de la princesa a una discoteca en Madrid, donde, según testigos, estuvo toda la noche en un reservado exclusivo.

Rodeada de amigas y bajo la atenta vigilancia de su equipo de seguridad, nadie podía acercarse a menos de varios metros de distancia.

Sin embargo, estas restricciones no parecen ser una limitante para la primogénita de Felipe VI y Letizia, quien, al parecer, disfruta al máximo de su vida social en sus momentos libres.

De reverencias a noches de fiesta: la doble vida de Leonor

Aunque su madre, la reina Letizia, habría inculcado un estricto sentido del deber y del protocolo, parece que Leonor está explorando una faceta más relajada de su vida.

Fuentes cercanas aseguran que la heredera ha comenzado a disfrutar de la vida nocturna en Pontevedra, donde ha sido vista en bares y discotecas junto a sus compañeros de la Escuela Naval.

Según el medio holandés ‘Royalty’, Leonor es una asistente habitual en un conocido local que cierra a las seis de la mañana.

Sin embargo, entre risas y música, una pregunta persiste en el aire: ¿les pedirá a sus compañeros de fiesta que le hagan una reverencia antes de salir a bailar?

Aunque este comportamiento parece anecdótico, refleja el desafío de equilibrar las exigencias de una vida pública como futura reina con los deseos de una joven que, a sus 19 años, busca vivir experiencias propias.